martes, 18 de enero de 2011

Él, mi felicidad.

-Jamás había deseado tanto rozar unos labios... Es una droga para mí, una dosis que no mata, sino que lleva a un frenesí total. Metámonos algo fuerte esta noche, solos tu y yo, y olvidemos el mañana. Algo que haga volvernos locos, algo que nos emocione, solos, a ti y a mí. Quizás no vuelva a despertarme nunca, pero si lo hago, quiero que sea a tu lado.
-¿Y eso te lo produce él?
-Si, ¡él! Él es el que consigue levantar pasiones de la nada, él es el que conquista corazones con una sola mirada, el que con un solo abrazo estremece corazones, por fríos y distantes que sean, él es el que con tan solo rozarme me hizo sentir bien, el que con un beso curo todas mis heridas. Él es el que con una sonrisa, consigue hacerme sonreír y llenar todo mi pecho, no hay hueco en el, pero consigue completarlo más. Él es, por así decirlo, mi felicidad.

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