lunes, 14 de febrero de 2011

¡Hasta aqui hemos yegado!

    Me he cansado de ser quien no soy, de hacer lo que sé que no quiero hacer... Porque, ¿sábes qué? Llevo tanto tiempo teniéndote delante sin poder hablarte, sin poder ni siquiera mirarte, a ti que hace meses eras mi razón de vivir... Pero ya no puedo más, siempre ha sido todo lo que tú querías, cuando y como querías, siempre eras tú el que establecía los máximos y los mínimos y ya me he cansado... ¡No me da la gana seguir así!
    Porque ¿Sábes las ganas que tengo de cruzarme contigo y poder decirte: "túu ;) ¡que estás empanado! jajaja"? ¿O lo que hecho de menos esos privadazos en los que se decía de todo, las despedidas de media hora, las quedadas en el lugar y a la hora de siempre, las clases juntos, las llamadas de horas y horas, las sonrisas, los llantos, los dolores de barriga, los abrazos, que me miraras y te rieses,...? Y sobretodo tus falacias, sí, tus mentiras, porque ¡joder! ¡Eras mi falacioso, mi chico mentiroso!
    Todavía me cuesta creer que este haya sido el final... En cambio tú, ahí tan seguro de lo que haces, asegurando que hay que dejar de aferrarse al futuro planeado para dejar paso al que te espera. 
Sinceramente, no sé si es esto lo que quieres o no, pero parece que era lo que nos esperaba.Quizás nuestro destino nunca debió cruzarse ya que son los polos opuestos los que se atraen y, nosotros éramos demasiado iguales, desde el principio era una contradicción consigo misma.
    Todavía tengo tu anillo, sí, ese que te quitaba siempre y que tu me regalaste así porque sí, porque querías que yo lo tuviese. No creo que ahora te haga la misma gracia verme con él pero, como te decía me importa más bien poco ya, total cuando no te queda nada no tienes nada que perder; no me importa porque llevo meses detrás de ti, estando a tu lado recibiendo un golpe tras otro, dándome igual como estuviese yo siempre que tu estuvieses bien.
    Como decía, esto se acabó, en estos meses he aprendido a quererme un poco más. Voy a hacer lo que me apetezca y, si quiero hablarte, lo haré; si quiero llamarte, aunque solo sea para oír tu voz, te llamo. Y, siento decirte que, me verás cada día, excepto los domingos que te dejaré descansar...

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